Esta palestina de 31 años no puede contener las lágrimas al ver a sus hijas prematuras por primera vez en meses. Nour pensaba que este reencuentro no iba a ocurrir nunca. «No sabía nada de ellas desde que Gaza quedó sitiada. Ya había perdido la esperanza de que estuvieran vivas. Es un milagro». ( Seguir leyendo…
)