Los Records O Mientras Más Años Pasen
September 26, 2011 by Andrés Pascual · Leave a Comment
Cuando Ted Williams bateó .406, en 1941, fue un acontecimiento. No hay dudas de que ese ha sido un guarismo respetable siempre; tanto que solo algunos, como por decreto divino, han podido lograrlo.
Sin embargo, Bill Terry, inicialista de los Gigantes, había producido para .401 en 1931 y, entre 1920 y 1930, varios jugadores pudieron montarse en el difícil y hoy indomable potro.
En 1920 George Sisler bateó .407 y en 1922 .420, dejando detrás el .401 de Ty Cobb y Roger Hornsby; en cuanto al Melocotón de Georgia, era la tercera vez que bateaba para el promedio. El Rajá de los Cardenales, en 1924 y 1925, masacró al pitcheo enemigo con .420 y .403. Harry Heilman concluyó 1923 con .403.
Una marca en el beisbol será capaz de monopolizar la atención del público y de los eruditos mientras más años pasen sin igualarse ni superarse.
Cuando Williams bateó .406 solo hacía 10 años que Terry lo había hecho iniciando la década de los 30’s, precedida por otra en que se produjo sobre .400 seis veces.
Pero el tiempo pasó y, 70 años después, es que se reconoce ese promedio como patrimonio de jugadores con habilidades excepcionales o fuera de lo común.
Como que para los historiadores no cuenta el “por poco…”, se puede afirmar que Lefty O’Doul no pudo ingresar a Cooperstown; porque, en la campaña de 1929, se quedó corto por dos milésimas del .400 con .398, aunque ganó el champion bate jugando para los Filis de Filadelfia. Este jugador concluyó su carrera de 11 años con .357 y dos campeonatos de bateo; el otro, en 1932, con .368 mientras actuaba con los Dodgers de Brooklin.
En 1968 Dennis McClain, del Detroit, se convirtió en el último serpentinero en ganar 30 ó más juegos en la Americana al concluir con 31-6 y 1.96, por tal razón, obtuvo el Cy Young y el MVP del joven circuito. Por su parte, Bob Gibson se adueñó de los dos mismos e importantes galardones al terminar la temporada ese propio año con 22-9 y 1.12 lanzando para los Cardenales en la que llaman “del pitcher”, porque Carl Yasterzenski terminó delante de los bateadores de la Americana con .301 y la ofensiva del circuito estuvo por el suelo.
El último serpentinero que ganó 30 juegos en la Liga Nacional fue Dizzy Dean, de los Cardenales, cuando terminó 1934 con 30-7; 1935 lo concluyó con 28-12.
Es decir, desde que Dean consiguió 3 decenas en el Viejo Circuito hasta los 31 de McClain en la Americana, pasaron 34 años, desde entonces a la fecha, 43.
En el beisbol existen otras marcas personales de temporada sencilla que, salvo los 56 juegos seguidos bateando de hit de Dimaggio en 1941; o las de jonrones en diferentes etapas de la historia (las dos últimas, de McGwire y Bonds, sospechosas y desacreditables por el asunto esteroides) son tenidas muy poco en cuenta como hazañas de valor incalculable: Hugh Duffy bateó .438 con Boston LN en 1894; en 1930 Hack Wilson impulsó a 191 corredores embasados jugando para Filadelfia LN; Earl Webb, que jugo 7 temporadas y promedió .306, dio 67 dobles en 1931 con el Boston AL; Owen Wilson, con .269 en su carrera de 9 años con los Piratas, 36 triples en 1912 e Ichiro 262 hits en el 2002 con Seattle.
En 1994, en Miami, con Cuqui Rojas presente, le pregunté a Willie Mays la razón por la que ni él ni Aaron ni Mantle ni Frank Robinson pertenecen al club “40-40”, inaugurado por Canseco en 1988 y con credenciales otorgadas posteriormente a Bonds y a Alex Rodríguez. Su respuesta, convincente, fue que, en aquella época y más atrás, esos guarismos no se tenían en cuenta como capaces de influir o decidir en la capacidad y el rendimiento de un jugador, por lo tanto, la prensa no los promocionaba como hazañas monumentales. En sentido general, aquellos peloteros eran completos y su único objetivo era ganar a cualquier precio.
Yo le creí, porque ningún jugador de esta era es ni la chancleta del propio Mays, ¡Ninguno!
En cuestión de 23 años se implantó e igualó dos veces el 40-40. Si aquellos jugadores como Mantle, Mays, Aaron o Frank Robinso hubieran tenido como objetivo esa meta, que nadie dude de que, posiblemente, fuera 50-50, por lo menos, la marca en la raya de llegada.
Algo que nunca se puede dejar al margen: cualquiera de ellos ganaba menos que Alex Rodríguez cuando hace un swing ¡Uno solo!
English Translation
When Ted Williams hit .406 in 1941, was an event. There is no doubt that this has been a respectable figure for ever, while only some, such as by divine decree, have been unsuccessful.
However, Bill Terry, Giants’ starter, had occurred to .401 in 1931 and between 1920 and 1930, several players could be mounted today in the difficult and unruly foal.
In 1920 George Sisler hit .407 and .420 in 1922, leaving behind the .401 of Ty Cobb and Roger Hornsby, as the Georgia Peach, was the third time batting average. The Raja of Cardinals in 1924 and 1925, massacred the enemy pitching .420 and .403. Harry Heilman concluded 1923 with .403.
A mark in baseball will be able to monopolize the attention of the public and the older scholars to pass without equal or overcome.
When Williams hit .406 only 10 years ago that Terry had made the decade of the 30’s, preceded by one in which there was over .400 six times.
But time passed and 70 years later, it is recognized as a world heritage that average players with exceptional skills or unusual.
As for historians who do not have the “almost …” you can say that Lefty O’Doul could not get to Cooperstown because, in the campaign of 1929, fell short by two thousandths of .400 with .398, but won the batting champion while playing for the Philadelphia Phillies. This player ended his 11-year career with .357 batting championships and two, the other in 1932, with 368 while performing with the Brooklyn Dodgers.
In 1968 Dennis McClain, of Detroit, became the last pitcher to win 30 or more games in the AL at 31-6 and 1.96 conclude, for this reason, won the Cy Young and MVP of the young circuit. For his part, Bob Gibson took over the same two important awards at the end of the season that same year with 22-9 and 1.12 pitching for the Cardinals in which he called “the pitcher” because Carl Yasterzenski finished ahead of hitters the AL with 301 circuit and the offense was on the floor.
The last pitcher to win 30 games in the National League was Dizzy Dean of the Cardinals, when he finished 1934 with 30-7, 1935 he closed with 28-12.
That is, since Dean got 3 dozen in the NL to the 31 in the American McClain, 34 years passed since then to date, 43.
In baseball there are other simple seasonal highs that, apart from hitting 56 straight games Dimaggio hit in 1941, or home run at different stages of history (the latter two of McGwire and Bonds, suspected and discredited by the steroids issue) are taken into account as little feats of incalculable value: Hugh Duffy hit .438 with LN Boston in 1894 Hack Wilson in 1930 to 191 runners on base boosted by playing for Philadelphia LN, Earl Webb, who played 7 seasons and averaged. 306, gave 67 doubles in 1931 with the Boston AL, Owen Wilson, with .269 in his 9-year career with the Pirates, 36 triples in 1912 and Ichiro 262 hits in 2002 with Seattle.
In 1994, in Miami, this Cuqui Rojas, Willie Mays asked why neither he nor Aaron Mantle or Frank Robinson or belong to the club “40-40”, inaugurated by Canseco in 1988 and subsequently granted credentials Bonds and Alex Rodriguez. His answer, convincing, was that at that time and beyond, these figures were not taken into account as being able to influence or decide on the capacity and performance of a player, therefore, the press touted as the monumental achievements . In general, those players were complete and his only goal was to win at any cost.
I believed him because no player of this era is not the flip flop itself Mays, None!
Within 23 years was introduced and tied twice 40-40. If those players like Mantle, Mays, Aaron and Frank Robbins had been aimed at that goal, no one doubts that was possibly 50-50, at least, the mark on the line of arrival.
Something you can never leave out: one of them earned less than Alex Rodriguez when he makes a swing one!